domingo, 30 de junio de 2013

Alteridad: definición

Definición de: Alteridad

Del latín alterĭtas, alteridad es la condición de ser otro. El vocablo alter refiere al “otro” desde la perspectiva del “yo”. El concepto de alteridad, por lo tanto, se utiliza en sentido filosófico para nombrar al descubrimiento de la concepción del mundo y de los intereses de un “otro”.
La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o entre un “nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene costumbres, tradiciones y representaciones diferentes a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad implica ponerse en el lugar de ese “otro”, alternando la perspectiva propia con la ajena.
Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de entendimiento que fomenta el diálogo  y propicia las relaciones pacíficas. Cuando un hombre judío entabla una relación amorosa con una mujer católica, la alteridad es indispensable para entender y aceptar las diferencias entre ambos. En cambio, si se registra una escasa alteridad, la relación  será imposible ya que las dos visiones del mundo sólo chocarán entre sí y no habrá espacio para el entendimiento.
La alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El encuentro entre dos países o dos pueblos implica poner diferentes formas de vida frente a frente. Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, ya que cada pueblo respetará las creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte, enriquecerá a ambos. En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte dominará al otro e impondrá sus creencias. Eso ocurrió, por ejemplo, a partir de la llegada de los conquistadores europeos a América.

Tradicionalmente, se caracteriza a América Latina como continente tercermundista, subdesarrollado (económica, social y culturalmente), en el cual se viven la dependencia y la dominación, a nivel interno (un grupo social manipula a otro dentro del mismo territorio: el colonialismo interno) y a nivel externo (la eterna lucha de los países poderosos para apropiarse de los recursos de los países pobres). A ello se suman las iniquidades en el acceso al sistema educativo, el consumismo propio de nuestra época, el efecto a veces nocivo de los medios informativos, la ínfima participación del pueblo en las decisiones políticas trascendentales, todo ello como reflejo de la inmoralidad que representa la opresión del ser humano. Así, la alteridad (que viene de alter: el otro), puede entenderse como concreción de la opción por la vida, asumida como el valor fundamental. También, como ´negación de la totalidad cerrada: el mundo personal de cada uno, visto como algo con sentido, como un espacio para apreciar y determinar el horizonte de posibilidades que puede disfrutar el hombre. Puede vérsela así mismo, como una ruptura con la rutina, con lo establecido, como muestra de la dimensión humana de la individualidad, que nos debe llevar a ser auténticos, originales. También, como una ruptura con la mismidad: con la tendencia a generalizar, a hacer de ´todo, lo mismo (ej: todos los hombres son iguales, como cortados por el mismo patrón o, ´todas las mujeres son unas bandidas). Por último y muy especialmente, la alteridad es una forma diferente, más justa y equitativa, de manejar las relaciones interpersonales.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario